Cirio Pelícano | CIP002

Precios según tamaño

No Disponible

Cirio Pelícano | CIP002

105,00 €

Disponibilidad según variantes - (Imp. Incluidos)

EAN / Cod. Barras
Peso1 Kg

Tamaño
Modelo




Cirio Pascual pintado a mano con la cruz granate y el símbolo eucarístico del Pelícano.

Disponible en varios tamaños:

  • 7 Ø cm por 70 cm de altura.
  • 8 Ø cm por 80 cm de altura.
  • 9 Ø cm por 90 cm de altura.

Para otras medidas contactar.

Pintado a mano, por lo que cada pieza es única.

Los pedidos de cirios pascuales estarán disponibles a partir del próximo año 2025.



Cirio Pascual pintado a mano con la cruz granate y el símbolo eucarístico del Pelícano.


“Sus heridas nos han curado”...

El origen del pelícano como símbolo cristiano hunde sus raíces en el Salmo 101, 7 tal como se lee en la Biblia griega y en las traducciones latinas: “Soy como el pelícano”estas palabras se ponían en labios de Cristo en las interpretaciones del texto bíblico por autores como Eusebio de Cesarea o san Agustín.

San Agustín recoge la creencia popular sobre el pelícano, que sobresale por el cuidado y defensa de su prole. Se pensaba que la serpiente acechaba astutamente el nido y, cuando la madre salía en busca de alimento, arrojaba veneno sobre los polluelos. Si el pelicano, al regresar al nido, los encontraba muertos, los lloraba durante tres días. Después con el pico se abría una herida en el pecho para nutrir y revivir a sus polluelos con su propia sangre.

El mismo Agustín señala que no sabe si esta creencia sobre el pelícano es verdadera o falsa, pero no duda de que se trata de un símbolo que conviene a Jesucristo que nos vivificó con su sangre. El obispo de Hipona relaciona la imagen con el lamento de Jesús sobre Jerusalén: “Jerusalén, Jerusalén,… ¡cuántas veces quise recoger a tus hijos como la gallina recoge a sus polluelos bajo sus alas, y tú no quisiste!”. De esta manera, el pelícano se alzaba como imagen de Cristo que alzado en la cruz y abierto su costado derrama voluntariamente su sangre para otorgar a los hombres la vida eterna, la vida que nunca acaba.

El símbolo no dejaba de enriquecerse hasta el punto de que el pelicano ya no sólo derramaba desde el pecho su sangre sino también agua, con lo que la imagen se asemejaba más al Crucificado.

Finalmente el pelícano acabaría siendo imagen de la Eucaristía en la que el cristiano, bajo la especie del vino, bebe la sangre de Cristo y alimenta su vida en el Espíritu. Por eso, en muchas imágenes, el pelícano aparece representado sobre cálices y altares, al tiempo que un santo Tomás de Aquino componía el himno Adoro te devote: “Piadoso Pelícano, Jesús, Señor,… límpiame con tu sangre, una gota de la cual puede salvar el mundo entero…”.