El pez
Soy de Cristo.
Muy pronto, entre los cristianos, la imagen del pez se llenó de evocaciones y mensajes en clave. Pez en griego se decía ΙΧΘΥΣ. Las letras de esa palabra acabaron por ser un acrónimo mediante el cual los seguidores de Cristo profesaban su fe: Ι (Jesús), Χ (Cristo), ΘΥ (Hijo de Dios), Σ (Salvador). De esta manera respondían a la pregunta que Jesús no deja de formular: “¿Quién decís que soy yo?”.