El pez y el ancla

El pez y el ancla

Esperanza que no defrauda (Rom 5,5)

Muy pronto, entre los cristianos, la imagen del pez se llenó de evocaciones y mensajes en clave. Pez en griego se decía ΙΧΘΥΣ. Las letras de esa palabra acabaron por ser un acrónimo mediante el cual los seguidores de Cristo profesaban su fe: Ι (Jesús), Χ (Cristo), ΘΥ (Hijo de Dios), Σ (Salvador). Con ello recordaban además la Eucaristía, medicina de inmortalidad que expresaron con los peces en torno al ancla que les hablaba de salvación tanto en el puerto como en medio de la tormenta en alta mar, porque Cristo fue “el Pez que primeramente resucitó de entre los muertos” (san Zenón de Verona).

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