El orante
Sé valiente, ten ánimo. (Salmo 27)
En la oscuridad de las catacumbas de los primeros cristianos, unas humildes lámparas de aceite con frecuencia dejaban ver la imagen de una mujer en pie, con los brazos en alto, como si estuviera obedeciendo a las palabras de Jesús (“Cuando estéis en pie orando…”: Mc 11, 25). Esa figura de la orante, tan frecuente en las catacumbas y en los sarcófagos cristianos, era una invitación a vivir en apertura continua hacia el único que puede responder a nuestros anhelos de bien y de plenitud.