El cesto de panes y peces
Es Cristo quien vive en mí (Gal 2, 20).
En las catacumbas, se representan a menudo unos peces junto a un cesto de panes que evocan el milagro de la multiplicación de los panes y los peces con los que Jesús no sólo sació el hambre de la multitud que le seguía sino que prometió a toda la humanidad un pan que es fuente de eternidad y plenitud: “Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día” (Jn 6, 54). En esa palabra han confiado los cristianos de todos los tiempos.