Alfa y omega
Jesucristo, mi inseparable vivir (San Ignacio de Antioquía).
Cristo, Alfa y Omega. Ya el libro del Apocalipsis se sirvió de la primera letra (la alfa, A) y de la última (la omega, Ω) del alfabeto griego para proclamar que Cristo es el principio y el fin de todas las cosas (Ap 21, 6). Estas letras griegas aparecen con notabilísima frecuencia en las catacumbas cristianas como expresión de que el origen y el destino del hombre y del universo se comprenden a la luz de Cristo resucitado, de lo que estamos llamados a ser y vivir conforme al designio salvífico, misericordioso y entrañable de nuestro Dios. Hemos sido creados para una plenitud inimaginable que se desvela a la luz de la humanidad gloriosa de Jesucristo.